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Día del Cuidador, 5 de Noviembre

05-11-2024

Desde el Grupo de Trabajo de Envejecimiento del Colegio Oficial de Psicología de la Región de Murcia nos ofrecen estas palabras con la finalidad de reflexionar sobre la importancia de la figura del cuidador/a.

Infografía Día del Cuidador 5 de Noviembre


“TE CUIDO SIN DESCUIDARME”

“TE CUIDO, ME CUIDO”

Según el último informe sobre “Un perfil de las Personas Mayores en España. Indicadores estadísticos básicos” (2023), la proporción de octogenarios representa el 6% de toda la población, lo que se prevé que siga en aumento. En los últimos años se ha producido un incremento de los hogares unipersonales de las personas de 65 o más años.  Dicho informe pone de manifiesto que las mujeres mayores suelen ser las que reciben la mayor parte del cuidado provisto por cualquier cuidador (47.1%).

La figura del cuidador/a principal suele conllevar una mayor responsabilidad sobre todo en lo que supone el tiempo dedicado al cuidado y la toma de decisiones.

Diversos estudios han puesto de manifiesto que la labor del cuidado a largo plazo puede precisar de una mayor sobrecarga y malestar lo que redunda en la salud física y psicológica del cuidador.
Entre los efectos que podemos encontrar en la persona cuidadora podemos destacar algunos como: malestar físico, cansancio, irritabilidad, alteraciones del sueño, ansiedad, estrés, frustración, mayor consumo de alcohol y tabaco, entre otros.

El estrés que se genera en la persona cuidadora supone una sensación continua de sobrecarga y ansiedad ante los cuidados, puesto que se focaliza en la persona sin dejar tiempo para sí misma, lo que puede mermar la calidad de vida del enfermo y la suya misma.

De igual modo, muchas de las personas cuidadoras pueden deprimirse por la falta de preparación o de información ante la enfermedad, los trámites, los cuidados, etc.

En ocasiones, los familiares optan por la institucionalización de la persona mayor, lo que no está exento de dificultades si no se gestiona adecuadamente. En este sentido, se hace necesario que el profesional de la psicología apoye en dicho proceso con la finalidad de que el cuidador principal lleve a cabo un proceso adecuado durante la institucionalización. Se trata de aliviar los sentimientos ambiguos, sobre todo de culpa por no poder continuar con el cuidado, y otros conflictos que pueden emerger. Dicha confusión emocional supone que la persona cuidadora tiene que afrontar, así como los síntomas de ambivalencia, tristeza, frustración y culpa hasta lograr la aceptación.

Es necesario promover diversas estrategias de prevención encaminadas no solo a manejar y orientar de manera precoz el manejo del cuidado sino también del cuidado en pro de su salud y calidad de vida. Por lo que planteamos algunas pautas a tener en cuenta:

- Importancia de estar informados y formados sobre la enfermedad y sus fases.

- Planificar el tiempo y delegar las tareas entre los miembros de la familia promoviendo el cuidado grupal y evitando conflictos familiares.

- Reducir el estrés y la sobrecarga a través de la gestión y control emocional.

- Descansar, hacer ejercicio y comer saludablemente.

- Promover la calidad de vida tanto de la persona cuidadora como del enfermo.

- Mantener las rutinas, las relaciones familiares y de amistad. La socialización es clave para aliviar la sintomatología depresiva y/o de ansiedad.

- Promover el bienestar psicológico, disfrutar de los momentos placenteros, fomentar las emociones positivas, etc.

- Acudir a apoyo psicológico en el caso de detectar un aumento en los niveles de ansiedad, estrés o sintomatología negativa.

- Manejar las dificultades de la enfermedad, el proceso de deterioro y la preparación de la pérdida del familiar con apoyo psicológico.